No me gustan los gatos

lunes, 28 de septiembre de 2009



Hacía frío, llovía y en medio de la tormenta sólo podía verse una figura solitaria que caminaba contra el viento. La figura llega a una casa y se presenta:

- Buenas noches, siento molestar. Me llamo Lorena y mi coche se ha quedado atascado en el barro. No puedo sacarlo sola ¿podrían ayudarme?
- Pasa cariño, estás empapada. Lo siento pero no puedo ayudarte con el coche. Aquí sólo estamos mi perro y yo... pero si quieres puedes pasar aquí la noche y mañana avisaremos a alguien para que te ayude.

Lorena entra en la casa encantada de no tener que seguir conduciendo en medio de una noche de perros.

- Te quedarás en la habitación de mi hija. Ella no la necesitará más. Murió hace años. Bueno, si no te importa voy a acostarme, estoy muy cansada.

Lorena entró en la habitación y la impresionó por la cantidad de gatos que había: fotos de gatos, dibujos de gatos, gatos de cristal, gatos de peluche, gatos de porcelana... gatos por todas partes. "Estupendo, con el repelús que me dan los gatos... vaya nochecita me espera"

Ambas se acostaron y se quedaron dormidas. Un reloj daba las doce mientras el viento aullaba afuera. Empezó a oir rasguños en la puerta de la habitación "será el perro" pensó, así que se levantó para decirle que se fuera. Pero cuando abrió la puerta no había nadie, el largo pasillo estaba vacío. Volvió a quedarse dormida pero un nuevo ruido en la puerta volvió a despertarla. Abrió la puerta pero otra vez estaba sola en medio del oscuro pasillo. No lo entendía, siempre había dormido bien cuando había tormentas, le gustaba acurrucarse en la cama mientras oía el viento, los truenos y la lluvia golpeando la ventana... Sin embargo lo que esta vez golpeó la ventana no fue la lluvia, se acercó y vio la figura de una mujer alejándose. No le dio tiempo a nada más cuando oyó los rasguños en la puerta.

Se acercó intrigada pero cuando posó la mano en la puerta volvió a oir un golpe en la ventana. Se giró y pudo ver una cara en la ventana "Pero ¿qué haces ahí fuera? ¡Te vas a congelar!" Corrió hacia ella pero cuando llegó a la ventana ya no estaba allí. Se giró al oír unos pasos pero lo único que pudo ver fue la hoja de un cuchillo acercándose a su cara y a Lorena empuñándolo.

Al día siguiente el chico que llevaba la compra a la casa entró a la cocina. Al sentirle, el perro salió de debajo de la mesa y le condujo a una habitación totalmente vacía. Allí encontró el cadáver acuchillado hasta dejarlo casi irreconocible. En una pared habían escrito con su sangre "No me gustan los gatos".

0 comentarios: